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PRIMERA PARTE
LA REFORMA Y LA CONTRARREFORMA EN LA POESÍA CASTELLANA
Selección y comentarios de las poesías: Gabino Fernández Campos
Presentación: INTRODUCCIÓN GENERAL A
LA POESÍA CASTELLANA
Desde las primeras manifestaciones de la poesía castellana, en los lejanos siglos de la Edad Media; la huella bíblica está presente en nuestros creadores. Y en el Siglo de Oro, son numerosas las versiones metrificadas de los libros poéticos y proféticos de las Sagradas Escrituras. Así, Durante la Reforma, tras el redescubrimiento de la suficiente e inapelable autoridad de la Biblia, dispersos por el Antiguo y Nuevo Testamento, se entonaban para alabanza del Creador y testimonio a las criaturas. Por eso el primer himnario evangélico que conocemos en castellano, publicado en 1606, eran los "Salmos de David, metrificados en lengua castellana por Juan de Lequesne, conforme a la traducción verdadera del texto hebreo". Los himnarios de las iglesias Evangélicos, tanto en España América como en España, han contado siempre con la lírica castellana de ambas orillas del Atlántico; en el más completo y genuino sentido ecuménico. Pues nunca a la simple y pertenencia confesional del poeta, católico, ortodoxo, americano o protestante; determinó su aceptación o rechazo sino la fidelidad de las letras a en la Biblia. En el siglo pasado, una "colección de poetas españoles, antiguas y modernas, escogidas para uso de los protestantes", en dos tomos que reunía las 1500 composiciones, se utilizaba en nuestros cultos. En ellos aparecen Benito Arias Montano,, Francisco de Quevedo, Francisco Martinez de la Rosa, José Zorrilla, Juan de la Encina, Lope de Vega, Luis de León, Pablo de Olavide o Teresa de Jesús. Más tarde el aumento de los versos de nuestros propios poetas y los himnarios de cada denominación, redujeron la presencia de nuestros clásicos. La Contrarreforma española contó, en el
viejo y nuevo mundo, con poetas que combatieron la fe en Evangélica
con sus creaciones líricas. Entre los números los nombres
que conocemos, no faltan tampoco los de lo que de Vega y Francisco de
Quevedo. Un atento estudioso , Sabino Sola, concluyó así
sus investigaciones sobre la "visión de Lutero y el protestantismo
en la épica hispana": "La gran mayoría de los escritores
áreos hispanos (y más concretamente épicos), la
figura de Lutero (así como de la Reforma y sus secuaces) va vinculado
a lo diabólico e infernal de manera muy varia y también
-digámoslo este nuestro hoy -dolorosa ". Y en muchos casos se
publicaron relatos en verso de los autos de fe del Santo oficio.
"¡Quijotes de una santa cruzada,
Los dos poetas que honramos ahora, o mejor dicho que
nos honran desde hace muchos años; están muy vinculados
con Madrid. Aquí viven y aquí han nacido la mayoría
de sus creaciones poéticas. Ramón Taibo Sienes,
a dedicado páginas en prosa y verso a su Madrid natal. en su
primer libro, escrita en el año 1940 y los en la cárcel
franquista, fuera de Madrid, y que sólo existe de forma manuscrita,
en perfecta caligrafía negra y roja, lleva por título
"desde mi celda"; incluyó sus poemas Madrid y 13 de junio en
Madrid, que no fueron incorporados en su libro de 1977, "contando el
alma". En ellos recuerda con admiración y nostalgia a los "queridos
seres", las finas madrileñas, las tardes y noches, el cielo,
las calles, y la verbena. Rodolfo Loyola, vive en Madrid desde
que llegó a España en 1970. "quiero, señor, que mi cantar piadoso
La Biblia es poesía, las poesías de nuestros autores de esta bíblica y cada uno de nosotros somos un poema pero no en sentido irónico popular, sino tal y como afirma la Biblia al decir: aparte "porque somos hechura (poema, literalmente) creados en Cristo Jesús". Efesios 2:10 |
1.
EL COLPOLTOR VALDENSE
Anónimo |
¡Mirad mi bella y noble dama, |
2. DOÑA JUANA LA LOCA
Los valdenses, al sembrar la Palabra de Dios y regarla con su sangre, llevaron la fe y la esperanza a nobles y plebeyos. De unos pocos, conocemos sus nombres; muchos otros, permanecen en el anonimato; y de algunos, existe división de opiniones. Uno de estos últimos casos, nos lleva a la madre del Emperador Carlos I de España y V de Alemania, más conocida como "Doña Juana la Loca". Carlos Araujo Carretero, rimó así su historia espiritual. |
En pobre y oscura celda
Junto a un corredor estrecho, Con miradores al río Que ella contempla en silencio, Pasa su angustiosa vida La que es señora de su reino. Juana la Loca la llaman, Mas nadie supo de cierto La clase de su locura, Que es para muchos misterio, Cual demente procedía Cuando acompañaba al féretro Que de su augusto marido Guardaba los fríos restos, Esperando que un prodigio Devuelva la vida al muerto, Porque lo ha profetizado Un fraile hipócrita o necio. Demente, sí, pero a causa De un amor profundo, intenso, Que la subyuga y exalta, Perturbando su cerebro; Amor que no merecía Quien fue de ese amor objeto Y murió dejando un alma Devorada por los celos. Mas el trastorno que nace De contrariados afectos, De crueles desengaños Y de injustos tratamientos, no oscurece el buen sentido, ni quita el juicio recto, que la reina desgraciada conserva en su cautiverio. Víctima de las torpezas Y criminales manejos Que fraguan arteramente Su padre sagaz y pérfido Y los nobles que le apoyan En sus planes y proyectos, Vióse la augusta señora Privada de sus derechos. Sábese que es enemiga De ese Tribunal sangriento, En mal hora introducido De sus padres por decreto; Aborrece la violencia Usada como elemento Para convertir las almas Que cambiaron de sendero; Y por sus nobles ideas Pierde el maternal afecto, Porque su madre, ante todo, Apoya el brutal imperio De la Inquisición, que oprime, La conciencia de los pueblos. Quieren privarla del trono, Aunque empleando los medios Que reprueban de consuno La razón y el Evangelio, Para evitar que la dama, Una vez dueña del reino, Deshaga lo que sus padres Con tan mal juicio hicieron. Y a la Inquisición despoje De sus ilícitos fueros; Porque Isabel la Católica Quiere con tenaz empeño Que la Inquisición domine Sobre el oprimido pueblo, Para que todas las almas Lleven, por gusto o por miedo, El yugo que impone Roma Sobre grandes y pequeños. |
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José Moreno Córdoba
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Cuatro siglos ha, que un pobre
Humilde fraile agustino Buscó con ansia el camino De la salvación del hombre. Creyó hallarlo, ciertamente, En el claustro de un convento, Y allá marchó muy contento Con esperanza ferviente. En él cumplió sacrificios, Se impuso maceraciones, Abstinencias, confesiones… Cosas buenas, a su juicio. Todo lo sufrió con calma, Con tal de hallar su tesoro, Pues ansiaba, más que el oro, La salvación de su alma. Mas, a pesar de su celo Y su buena voluntad, No encontraba en tal piedad La paz que viene del cielo. Sus colegas no sabían darle seguras respuestas; solo esperanzas inciertas, que no le satisfacían. ¿Dónde hallar, dijo, el perdón y la paz de mi conciencia? Buscaré las eminencias de la santa religión. Iré a Roma, dijo el fraile Llamado Martín Lutero; Recorreré el mundo entero, Si es preciso, por salvarme. Tal vez el Papa, Vicario Representante de el Verbo, Podrá dar a un pobre siervo Perdón completo y plenario. Allí, do están los prelados De la Iglesia Universal, Será el sitio principal Para perdonar pecados. Y allá llegó sin temor, Con la fe que le animaba, Creyendo que Roma estaba Llena de santo fervor. ¡Oh cuán triste desencanto recibió en su corazón! Sólo orgullo y ambición Halló en los varones santos. Sólo lujo vio en los sabios; Envidias, profanaciones; Cizaña en los corazones, Hipocresía en los labios. |
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Friedmann
(Letra y música) De los españoles que abrazaron la Reforma y trabajaron para traducir la Biblia al castellano, destaca Casiodoro de Reina. Quien, tras estudiar en la Universidad de Sevilla y profesar como monje jerónimo en el Monasterio de San Isidoro del Campo; mientras peregrinaba por media Europa, dedicó doce años para darnos la primera Biblia completa que se imprimió en castellano. Y que se cococe en todo el mundo como "la Biblia del Oso". En Franfurk, Alemania, vivió, tuvo hijos, escribió libros, pastoreó una iglesia y murió. Allí se le recuerda y honra, lo mismo entre los protestantes alemanes como entre los emigrantes de habla castellana, originarios de España o de América; que alaban a Dios leyendo su versión de la Biblia e imitando su fe, esperanza y amor. Friedmann, un joven cantautor alemán, misionero y estudiante de teología en España; le dedicó dos canciones de su album "Portadores de Antorchas", en el IV Centenario de su muerte. La primera, suena así: |
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Han llegado hasta nosotros, conservados en los Archivos Históricos Españoles y en el Archivo Secreto del Vaticano, varios de los escritos de las víctimas protestantes españolas de los Inquisidores. La mayoría de los textos están en prosa. Y unos pocos, gracias a Sebastián Martínez, el Dr. Segismundo Arquer y Miguel de Centelles, los tenemos en verso. El último de ellos, el noble valenciano Miguel de Centelles, escribió en las mazmorras del Santo Oficio de la ciudad del Turia un poema pletórico de fe, mística y lirismo. |
Contemplando estoy my Dios
La agonía que pasastes Y la sangre que sudastes En el uerto ay por nos Y alli mesmo os entregastes O Judas falso traidor Que guía quisistes ser Por los trenta malhechor Y vender al redentor Para averte de perder. Ay mi alma está temblando Redentor lo que sofristes Que asotes padesistes Vuestra sangre derramando Por salvarnos que hisistes Y viendo sido ansi Como os puedo yo dexar My criador dadorar Que sería contra my Y averme de ganar. O jodios desalmados Que corona le pusistes Oy despinas la hisistes Por do quedais condenados Del rey que no conosistes Rey de todos reyes hes Aun que estais obstinados Y de siegos enganados Mas ya muchos lo sabeis De los que sois condenados. Y la crus siendo pesada Apenas levar podía Le vistes virgen sagrada Y quedastes tan turbada Caiendo amortesida Y cuando fue enclavado Ha San Juan os amostró Y este por hijo os dio Oh cuan bien aventurado Que tal madre alcansó. Y con cuanta humanidad Redemió los pecadores Y quiso la magestad Ay con grande voluntad Morir entre dos ladrones Y el mejor ladron sotil Quissiose aprovechar Y a verse de remediar Con el hurto y cuan otil Que se supo bien salvar. |
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En las lecturas y cantos de los evangélicos de España y América, está presente la vida y obra de Santa Teresa. Por eso, no debe sorprendernos que uno de nuestros poetas, Santos García Rituerto, paisano suyo, le dedicara dos poemas. El titulado “A la mística Teresa”, se abre con la siguiente estrofa: “Por ese sinvivir que fue tu vida buscaste a Dios, oculto en tus moradas, para que desvelase a tus miradas sus bellezas, ¡oh mística atrevida!” Ahora, escuchemos completo el segundo, donde nuestro poeta imagina cómo sentía y se expresaba la mística, por eso nuestra recitadora aparece revestida de monja carmelita descanza. |
No quiero pensar en mí |
Mariano San León
Son muchos los poetas protestantes de España y América que, como no podría ser de otra forma, se inspiraron en la fe, trabajo y martirio de sus correligionarios en Valladolid y Sevilla. De los versos que les dedicaron, presentamos los de Mariano San León, poeta vallisoletano que ahora oiremos, mientras ilustramos las imágenes poéticas, tan deudoras como los versos al paisaje de Castilla. |
Encariñan, ¡oh Castilla!, ¡Pueblo grande, oh Castilla! Transitaré, tierra amada, Quiero ver cómo sacudes Tus Cazallas y Herrezuelos. Eres grande y eres noble
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